Recuperacion Final De Español 2011
miércoles, 18 de enero de 2012
domingo, 15 de enero de 2012
Undécima Crónica: La Belleza También Duerme En Inquilinatos
Autor: Ricardo Rondón.
Biografía: Bogotá. Escritor y periodista. Cronista de larga trayectoria. Ha publicado dos libros de poemas y prepara una colección de sus trabajos periodísticos. Es, además, un entusiasta cronista taurino. Está incluido en la colección Grandes Reportajes de Daniel Samper Pizano. Actualmente es periodista del diario El Espacio.
Resumen:
A las cinco de la mañana, Blanca Lilia Orjuela, una humilde modista del barrio Florida San Luis, de Ciudad Bolívar. Blanca vive en un reducido espacio de una casa de obra gris, donde paga $150 mil de arriendo mensuales. Es madre cabeza de familia. Es madre de siete hijos, incluido su pequeño ahijado que está bajo su tutela porque su mamá falleció. También está a su cargo de uno de sus tres nietos.
Blanca Lilia, en asuntos de costura, hace cualquier cantidad de trabajos.
Exhibir sus costuras y bordados en lana, en esta pasarela improvisada que se instaló en el Parque Talento, en las puertas del barrio La Calendaria, gracias al proyecto adelantado por el Departamento Administrativo de Bienestar Social y su programa.
El público asistente era ciudadano común y rampante de la gran urbe, el vendedor ambulante, el vigilante de carro, la señora de los tintos, el de los cachivaches, el desplazado, el hijo del desplazado.
Todos, modistas, modelos, público, acertaron en que los sectores donde abunda la pobreza, la indiferencia y el desamparo, también se tejen sueños, se abrigan esperanzas y se advierte un gran potencial de talento.
La organización también se encargo de recaudar fondos con firmas patrocinadoras para sacar adelante el programa, no sólo en la adquisición de la materia prima, sino para el control de la calidad de la misma, y todo lo relacionado con su estética y presentación.
Blanca soltó una lágrima cuando vio impreso su sello en los bordados que lucieron unos pequeñines.
Al final llovieron aplausos y nos estremecimos ante la belleza al natural de las modelos.
Vocabulario:
Biografía: Bogotá. Escritor y periodista. Cronista de larga trayectoria. Ha publicado dos libros de poemas y prepara una colección de sus trabajos periodísticos. Es, además, un entusiasta cronista taurino. Está incluido en la colección Grandes Reportajes de Daniel Samper Pizano. Actualmente es periodista del diario El Espacio.
Resumen:
A las cinco de la mañana, Blanca Lilia Orjuela, una humilde modista del barrio Florida San Luis, de Ciudad Bolívar. Blanca vive en un reducido espacio de una casa de obra gris, donde paga $150 mil de arriendo mensuales. Es madre cabeza de familia. Es madre de siete hijos, incluido su pequeño ahijado que está bajo su tutela porque su mamá falleció. También está a su cargo de uno de sus tres nietos.
Blanca Lilia, en asuntos de costura, hace cualquier cantidad de trabajos.
Exhibir sus costuras y bordados en lana, en esta pasarela improvisada que se instaló en el Parque Talento, en las puertas del barrio La Calendaria, gracias al proyecto adelantado por el Departamento Administrativo de Bienestar Social y su programa.
El público asistente era ciudadano común y rampante de la gran urbe, el vendedor ambulante, el vigilante de carro, la señora de los tintos, el de los cachivaches, el desplazado, el hijo del desplazado.
Todos, modistas, modelos, público, acertaron en que los sectores donde abunda la pobreza, la indiferencia y el desamparo, también se tejen sueños, se abrigan esperanzas y se advierte un gran potencial de talento.
La organización también se encargo de recaudar fondos con firmas patrocinadoras para sacar adelante el programa, no sólo en la adquisición de la materia prima, sino para el control de la calidad de la misma, y todo lo relacionado con su estética y presentación.
Blanca soltó una lágrima cuando vio impreso su sello en los bordados que lucieron unos pequeñines.
Al final llovieron aplausos y nos estremecimos ante la belleza al natural de las modelos.
Vocabulario:
- Mitigar: Moderar, aplacar o suavizar la dureza de algo.
- Famélicos: Hambriento o excesivamente delgado.
- Conglomerado: Mas compacta de materiales unidos artificialmente.
Décima Crónica: Un Día En La Perrera
Autor: Gonzalo Mallarino.
Biografía: Bogotá. Ha publicado los libros de poemas Cármina, Los llantos, La ventana profunda y La tarde, las tardes. Y las novelas Según la costumbre y Delante de ellas.
Resumen:
Hace unos días estuve en un operativo de recolección de perros callejeros organizado por el Centro de Zoonosis de Bogotá. Por la perrera municipal. Salimos en tres vehículos. Un camión recolector con cinco operarios del Centro. Una unidad de la policía de la localidad con dos efectivos. Y un auto donde iban los funcionarios de saneamiento del hospital de Engativa. La población perruna de Bogotá se estima en 650 000 perros. En el centro hay 256 jaulas para perros.
Vocabulario:
Biografía: Bogotá. Ha publicado los libros de poemas Cármina, Los llantos, La ventana profunda y La tarde, las tardes. Y las novelas Según la costumbre y Delante de ellas.
Resumen:
Hace unos días estuve en un operativo de recolección de perros callejeros organizado por el Centro de Zoonosis de Bogotá. Por la perrera municipal. Salimos en tres vehículos. Un camión recolector con cinco operarios del Centro. Una unidad de la policía de la localidad con dos efectivos. Y un auto donde iban los funcionarios de saneamiento del hospital de Engativa. La población perruna de Bogotá se estima en 650 000 perros. En el centro hay 256 jaulas para perros.
El Operativo
Siempre hay un juego de mallas libres de modo que la cacería nunca se interrumpe. El asunto es ir mirando bien en dónde están los perros callejeros. O aquellos a quienes sus amos sacan sin cadena en contra de lo que manda el código de la policía.
La Redada
Pasamos por un sector de negocios y muchos puestos de vendedores ambulantes. Al frente de una fundición había un rottweiler echado. "Ese es de los bravos", dijo Daniel, otro de los operarios, "vayan ustedes aquí por este lado y yo por el otro". Se bajó toda la cuadrilla y acorralaron al perro. Dávila fue el que finalmente le echó la malla y lo sacó para una glorieta. Allí le empezó a dar vueltas pero el rottweiler no se mareó ni se apaciguó. Rompió la malla y se salió y echó a correr. Daniel y Miguel lo cerraron y otra vez lo metieron entre la malla. El perro era tan grande y tan fuerte que hubo que echarle dos mallas más. Quedó por fin atrapado.
¿Como se matan 400 perros?
Hace nueve años hubo un informe periodístico sobre el Centro de Zoonosis que produjo gran escándalo. En ese entonces a los perros se les metía en jaulas mojadas y se electrocutaban con una carga de 220 voltios. Muertos los perros se echaban en unas bolsas y se llevaban al botadero Doña Juana. Esta práctica produjo el despido de casi todo el personal del Centro y desde entonces todo está en manos del nuevo director. Llamado señor Navarrete. Se construyó un horno especial para incinerar a los miles de perros que son sacrificados llamado eutanasia. Dos operarios trajeron dos perros en un carrito de metal de dos pisos. Los perritos estaban muy dormidos. Unas horas antes le habían puesto una inyección de Tranquilan y no sentía nada. La doctora simplemente le puso en el vientre una inyección. A los tres segundos el animal estaba muerto. La sustancia aplicada se llama Eutanex, una muerte rápida e indolora.
El Operativo de Recolección
Recogimos mas perros. Hasta veintitrés. . En un solar vimos tres animales echados al lado del cambuche de un "desechable". Detuvimos los tres carros. Dos operarios se acercaron para agarrar a los perros. Dávila con uno de los agentes empezó a desmantelar el cambuche para ver que había adentro. Al cabo salio un mendigo que estaba durmiendo y cinco perros más. "Déjenme aunque sean los chiquitos", dijo el mendigo con lástima, "esos me calientan por la noche". Pero no alzaron todos y siguieron.
"La cuota de 60 perros", dijo en ese momento Guillermo el conductor, "sin esa cantidad no nos podemos aparecer en Zoonosis".
En Zoonosis el director nos había dicho antes que donde hay mas perros abandonados es en los barrios pobres y donde están los "desplazados". Todos los pobres tienen perros. Llegamos al horno. Vimos dos cámaras que arden a 870 grados centigrados y convirtieron en cenizas los cuerpos de los perros muertos. Un operario los traía en una carretilla y los iba echando en candela.
La redada
60 perros de cuota. Camilo(fotografo) y yo sentimos que pronto íbamos a ser presas del atavismo. Cuando empece a sentir el impulso de empezar a delatar. Cuando sentí eso les dije que pararan. Que nos dejaran bajarnos. Pararon y nos bajamos. En el camino me fui pensando en cómo seria una redada de estas en un barrio de ricos.
Tengo vergüenza de acercarme a mi perro, después de eso.
- Despabilo: Hacer que aumenten en una persona la inteligencia, la agilidad mental y la capacidad de relación con los demás.
- Advenir: Venir o llegar un tiempo determinado o un acontecimiento importante.
- Asesar: Dar juicio.
Novena Crónica: De Primerísima Mano
Autor: Héctor Cañón.
Biografía: Bogotá. Estudió literatura en la Universidad Javeriana. Redactor del semanario Cromos. Ha hecho crónicas y reportajes para Diners, Credencial, La Hoja de Bogotá, Shock, y otras revistas colombinas. Actualmente, es redactor del diario El Tiempo.
Resumen:
En Bogotá hay cerca de 400 compraventas de ropa usada. La Plaza España es el sitio más tradicional para ir a vender o comprar prendas que otros ya se pusieron. Chapinero la sigue de cerca. Debajo de la Caracas con 60, más al sur de la ciudad, en los barrios Galán, Restrepo y Kennedy, también hay decenas de bogotanos que se le miden al dispendiosa labor de vender ropa usada.
El secreto no está en comprar a peso para vender a dos, a tres, a cinco o a diez. Se pueden pintar chaquetas y pantalones para atenuar el paso del tiempo. A veces, hay que cambiar botones par modernizar un poco rellenar algún hueco peligroso.
Las New Waves de la Moda
Libardo nació en Neiva hace tres cuartos de siglo y desde hace quince años, un compraventa de ropa usada en la Plaza España. El día en que Libardo Meneses leyó en la prensa que los gringos querían aprovechar el Tratado de Libre Comercio para vender su ropa usada en Colombia, perdió la poca tranquilidad que le quedaba sobre su porvenir económico.
Hubo un tiempo en que la venta de ropa usada se volvió una fuerte moda juvenil.
Bastaría con imaginarse el recorrido de una de estas prendas para vivir una larga aventura urbana de amores, desamores, y tiempo crudo como la carne humana.
Vocabulario:
Biografía: Bogotá. Estudió literatura en la Universidad Javeriana. Redactor del semanario Cromos. Ha hecho crónicas y reportajes para Diners, Credencial, La Hoja de Bogotá, Shock, y otras revistas colombinas. Actualmente, es redactor del diario El Tiempo.
Resumen:
En Bogotá hay cerca de 400 compraventas de ropa usada. La Plaza España es el sitio más tradicional para ir a vender o comprar prendas que otros ya se pusieron. Chapinero la sigue de cerca. Debajo de la Caracas con 60, más al sur de la ciudad, en los barrios Galán, Restrepo y Kennedy, también hay decenas de bogotanos que se le miden al dispendiosa labor de vender ropa usada.
El secreto no está en comprar a peso para vender a dos, a tres, a cinco o a diez. Se pueden pintar chaquetas y pantalones para atenuar el paso del tiempo. A veces, hay que cambiar botones par modernizar un poco rellenar algún hueco peligroso.
Las New Waves de la Moda
Libardo nació en Neiva hace tres cuartos de siglo y desde hace quince años, un compraventa de ropa usada en la Plaza España. El día en que Libardo Meneses leyó en la prensa que los gringos querían aprovechar el Tratado de Libre Comercio para vender su ropa usada en Colombia, perdió la poca tranquilidad que le quedaba sobre su porvenir económico.
Hubo un tiempo en que la venta de ropa usada se volvió una fuerte moda juvenil.
Bastaría con imaginarse el recorrido de una de estas prendas para vivir una larga aventura urbana de amores, desamores, y tiempo crudo como la carne humana.
Vocabulario:
- Dispendiosa: Gasto innecesario y excesivo de tiempo o dinero.
- Chompa: Prenda de vestir de lana o de punto que cubre desde los hombros hasta la cintura.
- Trajín: Llevar mercancías de un lugar a otro.
- Enhiesto: Levantado, derecho, erguido.
Octava Crónica: La Tienda De Los Milagros.
Autor: Cristian Valencia.
Biografía: Santa Marta. Escritor y periodista. Actualmente es columnista del diario El Tiempo. Publicó las novelas El rastro de Irene y La bitácora del dragón. Sus crónicas aparecen regularmente en SoHo y otras revistas.
Resumen:
Hay en el corazón de Chapinero una tienda que lleva por nombre Puente Nacional, es una tienda sin duda; pero aquel lugar parece guardar los secretos de una cueva.
Henry Cassab, ha crecido con esos objetos y ha trabajado manga con hombro junto a un nevera y un mesón hace más de cuarenta años. Los padres de don Henry eran de Siria y llegaron a Colombia en el año 1907. Colombia en ese año era mucho más insignificante en el mapa que hoy en día.
En Bogotá, Antonio Cassab decidió quedarse.Cuando conoció la tienda Puente Nacional la compró de inmediato. Era una tienda cualquiera de Chapinero. Don Antonio conservo ese nombre sabiamente. Antonio no se limito a tan solo vender papas, lentejas y cebollas. Quería mejorar la dieta de los bogotanos. Y empezó a construir la tienda de los milagros. Don Henry aprendió a trabajar con su padre. Puente Nacional quedaba en la calle 61 No. 1330, cuando Chapinero era un barrio elegantísimo y la carrera 13 estaba poblada de almacenes sofisticados. Henry hubiera podido decir "No mas", pero Puente Nacional tenía el alma de su padre en cada rincón, y ya se había instalado en el alma de Henry también. Chapinero comenzó a cambiar con el tiempo. Trabaja todos los días de diez de la mañana a siete de la noche, ademas de proporcionarles el sustento a su familia, para él su tienda es una distracción total.
Vocabulario:
Biografía: Santa Marta. Escritor y periodista. Actualmente es columnista del diario El Tiempo. Publicó las novelas El rastro de Irene y La bitácora del dragón. Sus crónicas aparecen regularmente en SoHo y otras revistas.
Resumen:
Hay en el corazón de Chapinero una tienda que lleva por nombre Puente Nacional, es una tienda sin duda; pero aquel lugar parece guardar los secretos de una cueva.
Henry Cassab, ha crecido con esos objetos y ha trabajado manga con hombro junto a un nevera y un mesón hace más de cuarenta años. Los padres de don Henry eran de Siria y llegaron a Colombia en el año 1907. Colombia en ese año era mucho más insignificante en el mapa que hoy en día.
En Bogotá, Antonio Cassab decidió quedarse.Cuando conoció la tienda Puente Nacional la compró de inmediato. Era una tienda cualquiera de Chapinero. Don Antonio conservo ese nombre sabiamente. Antonio no se limito a tan solo vender papas, lentejas y cebollas. Quería mejorar la dieta de los bogotanos. Y empezó a construir la tienda de los milagros. Don Henry aprendió a trabajar con su padre. Puente Nacional quedaba en la calle 61 No. 1330, cuando Chapinero era un barrio elegantísimo y la carrera 13 estaba poblada de almacenes sofisticados. Henry hubiera podido decir "No mas", pero Puente Nacional tenía el alma de su padre en cada rincón, y ya se había instalado en el alma de Henry también. Chapinero comenzó a cambiar con el tiempo. Trabaja todos los días de diez de la mañana a siete de la noche, ademas de proporcionarles el sustento a su familia, para él su tienda es una distracción total.
"Puente Nacional, un puente en el tiempo y mucho más"
Vocabulario:
- Sobriedad: Sin tomar alcohol.
- Destinaz: Muy duradero.
- Fisionomía: Aspecto exterior de las cosas.
Séptima Crónica: Cien Horas Como Vendedor Ambulante
Autor: Alfredo Molano
Biografía: Bogotá. Sociólogo, escritor y periodista. Ha recorrido todo el país recogiendo el testimonio de los colombianos anónimos. Es columnista de El Espectador, colaborador de la revista SoHo y otras revistas nacionales. Ha publicado varios libros testimoniales entre los cuales se destacan Siguiendo el Corte, Desterrados y Aguas arriba.
Resumen:
Es una verdad comprobada: una cosa es comprar en un semáforo un cigarrillo y otra venderlo.
Coger el cartón de cigarrillos, y meterme en el parche de los vendedores de semáforo fue un paso que di, irreversible. Los temores, sobre todo al ridículo, me atacaban sin concesión alguna. El "parche" de vendedores me miró primero con curiosidad y luego con suspicacia y me preguntaron "¿quien es usted?", me preguntó un vendedor la respuesta más fácil habría sido, un periodista, pero ella me hubiera cerrado la puerta que yo quería abrir: trabajar hombro a hombro con los "rebuscadores". Les respondí que yo tenía como ellos necesidad de ganarme la vida. La competencia en los semáforos es feroz. Es la ley del rebusque, impuesta por el desempleo.
Cualquier disculpa es útil para justificar los intereses de los comerciantes y el monopolio tributario.
Un compañero me dijo "solo se vende, si la gente ve el empeño".
Muchos vendedores han sido golpeados. En los buses venden de todo. Deduje que ese semáforo no me convenía y que era mejor buscar un puesto donde el anonimato estuviera garantizado. Todas las esquinas y semáforos de Bogotá parecen tener dueño o dueños.
La Alcaldía, respetando el espíritu y letra de la sentencia de la Corte Constitucional está proponiendo un acuerdo con los vendedores ambulantes basado en la reglamentación de espacios, horarios, productos.
Bogotá esta dividida en zonas de venta, cada una con sus dueños de sitio, con sus familias trabajadoras y con productos específicos.
EL BUS
Como en el semáforo, la decisión de vender pañuelos en los buses la tomé dando el primer paso. No fue sino mostrarle la "mercancía" al conductor y abordar por la puerta de atrás el vehículo. Sin darle más vueltas al asunto, mostré los pañuelos de cuatro hojas y dije, con un impropiedad "A quinientos pesitos, tres en mil".
Hay tres momentos peligrosísimos. Primero, el abordaje. Segundo, entrar con una cara de triunfante y ofrecer el producto. El tercer y último momento es la bajada. En buses y busetas venden de todo.
El estudio de la capacidad económica y de las ofertas que pueden interesar a los pasajeros de bus es muy detenido y, agregaría, profundo. Los vendedores venden y la gente compra de todo, menos mis pañuelos.
La imaginación de los rebuscadores es infinita En algunos semáforos, muchachos golpean las llantas con un garrote por doscientos pesos. En muchas avenidas de la ciudad, trabajan unos "informantes", que parados en la mitad de la vía le dan al chófer los datos exactos sobre la competencia en la misma ruta.
Vocabulario:
Biografía: Bogotá. Sociólogo, escritor y periodista. Ha recorrido todo el país recogiendo el testimonio de los colombianos anónimos. Es columnista de El Espectador, colaborador de la revista SoHo y otras revistas nacionales. Ha publicado varios libros testimoniales entre los cuales se destacan Siguiendo el Corte, Desterrados y Aguas arriba.
Resumen:
Es una verdad comprobada: una cosa es comprar en un semáforo un cigarrillo y otra venderlo.
Coger el cartón de cigarrillos, y meterme en el parche de los vendedores de semáforo fue un paso que di, irreversible. Los temores, sobre todo al ridículo, me atacaban sin concesión alguna. El "parche" de vendedores me miró primero con curiosidad y luego con suspicacia y me preguntaron "¿quien es usted?", me preguntó un vendedor la respuesta más fácil habría sido, un periodista, pero ella me hubiera cerrado la puerta que yo quería abrir: trabajar hombro a hombro con los "rebuscadores". Les respondí que yo tenía como ellos necesidad de ganarme la vida. La competencia en los semáforos es feroz. Es la ley del rebusque, impuesta por el desempleo.
Cualquier disculpa es útil para justificar los intereses de los comerciantes y el monopolio tributario.
Un compañero me dijo "solo se vende, si la gente ve el empeño".
Muchos vendedores han sido golpeados. En los buses venden de todo. Deduje que ese semáforo no me convenía y que era mejor buscar un puesto donde el anonimato estuviera garantizado. Todas las esquinas y semáforos de Bogotá parecen tener dueño o dueños.
La Alcaldía, respetando el espíritu y letra de la sentencia de la Corte Constitucional está proponiendo un acuerdo con los vendedores ambulantes basado en la reglamentación de espacios, horarios, productos.
Bogotá esta dividida en zonas de venta, cada una con sus dueños de sitio, con sus familias trabajadoras y con productos específicos.
EL BUS
Como en el semáforo, la decisión de vender pañuelos en los buses la tomé dando el primer paso. No fue sino mostrarle la "mercancía" al conductor y abordar por la puerta de atrás el vehículo. Sin darle más vueltas al asunto, mostré los pañuelos de cuatro hojas y dije, con un impropiedad "A quinientos pesitos, tres en mil".
Hay tres momentos peligrosísimos. Primero, el abordaje. Segundo, entrar con una cara de triunfante y ofrecer el producto. El tercer y último momento es la bajada. En buses y busetas venden de todo.
El estudio de la capacidad económica y de las ofertas que pueden interesar a los pasajeros de bus es muy detenido y, agregaría, profundo. Los vendedores venden y la gente compra de todo, menos mis pañuelos.
La imaginación de los rebuscadores es infinita En algunos semáforos, muchachos golpean las llantas con un garrote por doscientos pesos. En muchas avenidas de la ciudad, trabajan unos "informantes", que parados en la mitad de la vía le dan al chófer los datos exactos sobre la competencia en la misma ruta.
Vocabulario:
- Nácar: Sustancia blanca, dura y con irisaciones.
- Anonimia: Que no lleva el nombre de su autor.
- Detal: Cantidad de plata.
- Lichigo: Verduras.
Sexta Crónica: Un Pasaje Con Historia
Autor: Mónica Almanza.
Biografía: Estudió literatura en la Universidad Javeriana y orfebrería en la Unam de Taxco (México). Actualmente trabaja como maestra de español y literatura y dirige un café literario sobre escritores latinoamericanos, en la biblioteca pública Virgilio Barco.
Resumen:
Álvaro Montero es el único sobreviviente y heredero de ocho generaciones de sastres que ocuparon los locales del Pasaje Hernández. Ha llegado a su taller desde hace 65 años. Su papá, Enrique Montero, llegó en 1936 cuando el pasaje era un importante Centro Comercial.
Álvaro empezó a visitar el Pasaje Hernández cuando tenía quince años. Aprendió el oficio a trancazos. Ahora es el último de los sastres Montero. Sus hijos prefirieron la universidad al taller, la profesión al oficio, el trabajo del intelecto al de las manos. El mayor estudió derecho; el siguiente ingeniería eléctrica y el menor comercio exterior.
El Primer Centro Comercial
A finales del siglo XIX, el centro de Bogotá, ocupado por viviendas, comercio, instituciones religiosas, educativas y políticas, vio levantar su primer pasaje comercial. En 1918, cuando los hermanos Hernández terminaron el edificio que lleva su nombre, intervinieron el pasaje e inauguraron ambos con bombos y platillos
Durante los 18 años que comprenden la edificación e inauguración oficial del Pasaje Hernández, Bogotá vivió una transición profunda que renovó casi por completo la historia y la mentalidad del pueblo.
Vocabulario:
Biografía: Estudió literatura en la Universidad Javeriana y orfebrería en la Unam de Taxco (México). Actualmente trabaja como maestra de español y literatura y dirige un café literario sobre escritores latinoamericanos, en la biblioteca pública Virgilio Barco.
Resumen:
Álvaro Montero es el único sobreviviente y heredero de ocho generaciones de sastres que ocuparon los locales del Pasaje Hernández. Ha llegado a su taller desde hace 65 años. Su papá, Enrique Montero, llegó en 1936 cuando el pasaje era un importante Centro Comercial.
Álvaro empezó a visitar el Pasaje Hernández cuando tenía quince años. Aprendió el oficio a trancazos. Ahora es el último de los sastres Montero. Sus hijos prefirieron la universidad al taller, la profesión al oficio, el trabajo del intelecto al de las manos. El mayor estudió derecho; el siguiente ingeniería eléctrica y el menor comercio exterior.
El Primer Centro Comercial
A finales del siglo XIX, el centro de Bogotá, ocupado por viviendas, comercio, instituciones religiosas, educativas y políticas, vio levantar su primer pasaje comercial. En 1918, cuando los hermanos Hernández terminaron el edificio que lleva su nombre, intervinieron el pasaje e inauguraron ambos con bombos y platillos
Durante los 18 años que comprenden la edificación e inauguración oficial del Pasaje Hernández, Bogotá vivió una transición profunda que renovó casi por completo la historia y la mentalidad del pueblo.
Vocabulario:
- Trancazos: Por pasos.
- Aledaños: Alrededores.
- Algarabía: Manera de hablar atropelladamente.
- Recoveco: Vuelta de un Callejón.
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