domingo, 15 de enero de 2012

Sexta Crónica: Un Pasaje Con Historia

Autor: Mónica Almanza.
Biografía: Estudió literatura en la Universidad Javeriana y orfebrería en la Unam de Taxco (México). Actualmente trabaja como maestra de español y literatura y dirige un café literario sobre escritores latinoamericanos, en la biblioteca pública Virgilio Barco.

Resumen:
Álvaro Montero es el único sobreviviente y heredero de ocho generaciones de sastres que ocuparon los locales  del Pasaje Hernández. Ha llegado a su taller desde hace 65 años. Su papá, Enrique Montero, llegó en 1936 cuando el pasaje era un importante Centro Comercial.
Álvaro empezó a visitar el Pasaje Hernández cuando tenía quince años. Aprendió el oficio a trancazos. Ahora es el último de los sastres Montero. Sus hijos prefirieron la universidad al taller, la profesión al oficio, el trabajo del intelecto al de las manos. El mayor estudió derecho; el siguiente ingeniería eléctrica y el menor comercio exterior.
El Primer Centro Comercial
A finales del siglo XIX, el centro de Bogotá, ocupado por viviendas, comercio, instituciones religiosas, educativas y políticas, vio levantar su primer pasaje comercial. En 1918, cuando los hermanos Hernández terminaron el edificio que lleva su nombre, intervinieron el pasaje e inauguraron ambos con bombos y platillos
Durante los 18 años que comprenden la edificación e inauguración oficial del Pasaje Hernández, Bogotá vivió una transición profunda que renovó casi por completo la historia y la mentalidad del pueblo.

Vocabulario:

  • Trancazos: Por pasos.
  • Aledaños: Alrededores.
  • Algarabía: Manera de hablar atropelladamente.
  • Recoveco: Vuelta de un Callejón.

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